¿Qué es un estilo de liderazgo participativo?
El liderazgo participativo es un modelo de gestión que se basa en una colaboración cercana entre los ejecutivos y los empleados. Los empleados participan activamente, no sólo en los procesos de toma de decisiones de la empresa, sino también en las tareas de planificación y supervisión. Además de tomar decisiones, también comparten la responsabilidad de alcanzar los objetivos fijados.
El estilo participativo de gestión está basado en los principios de igualdad, justicia, respeto mutuo y comprensión. Fomenta el desarrollo personal y el bienestar mental de los empleados, ya que no se les considera meros encargados de cumplir órdenes, sino socios en igualdad de condiciones.
El psicólogo organizativo y social estadounidense Rensis Likert señaló que los managers más eficaces utilizan este modelo de gestión para:
- Cuidar a sus empleados.
- Evitar castigos, amenazas y otras formas de intimidación.
- Abstenerse de utilizar recompensas para ganarse la lealtad de los empleados.
- Involucrar a los empleados en la toma de decisiones, lo que refuerza la cooperación, integra al equipo y aumenta la motivación.
Liderazgo autocrático vs. liderazgo participativo
El liderazgo participativo considera la organización como un todo e involucra activamente a los empleados de todos los niveles en todas las áreas de gestión, desde las finanzas (por ejemplo, generando ideas para ahorrar recursos) hasta el reclutamiento (por ejemplo, a través del sourcing). Las decisiones pueden ser más lentas, pero suelen ser más meditadas y aceptadas por la mayoría del equipo.
Por el contrario, el liderazgo autocrático es un modelo de gestión en el que las decisiones las toma una sola persona, el líder, sin consultar al equipo. Este estilo funciona bien en entornos en los que se necesita un fuerte control:
- Durante una crisis
- En equipos con trabajadores poco cualificados
- En proyectos más sencillos con objetivos claros y plazos cortos
- En empresas con estructuras jerárquicas establecidas desde hace tiempo
- Durante las primeras fases de desarrollo de una empresa, cuando las decisiones rápidas y la centralización del poder pueden ayudar a lanzar un producto o servicio.
La elección del estilo de gestión debe adaptarse a las características específicas de la organización, sus objetivos y su cultura corporativa.
Beneficios del liderazgo participativo
Entre las principales ventajas del liderazgo participativo se incluyen:
- Mayor compromiso de los empleados: Los empleados que participan en la toma de decisiones se sienten más valorados, motivados y responsables de los resultados de su trabajo.
- Mejora de la comunicación interna: El estilo participativo fomenta la comunicación abierta y el intercambio fluido de información, construyendo un equipo fuerte.
- Mayor satisfacción laboral: Poder expresar opiniones y tener mayor responsabilidad aumenta la satisfacción de los empleados.
- Menor rotación de personal: Una mayor satisfacción y la posibilidad de expresar opiniones reducen la probabilidad de que los empleados abandonen la empresa.
- Mayor innovación: Los líderes pueden utilizar mejor las diversas habilidades y experiencias de los miembros del equipo, quienes son más propensos a mostrar creatividad y resolución innovadora de problemas.
- Desarrollo de habilidades blandas en los líderes: Este estilo de dirección ayuda a los líderes a desarrollar habilidades como la escucha, la empatía y la gestión de conflictos.
Además, cuando las decisiones se debaten con un grupo más amplio, suelen ser más meditadas y efectivas. La diversidad de perspectivas también acelera la resolución de problemas.
Retos del liderazgo participativo
Más allá de sus beneficios, el liderazgo participativo también se enfrenta a diversos retos que pueden complicar la efectividad de la gestión e implementación de este estilo en la práctica. Entre ellos se incluyen:
- Difusión de responsabilidades: Cuantas más responsabilidades asignen los managers a los empleados, más rápidamente se desvanece la clara división de responsabilidades, lo que da lugar a conflictos y al caos organizativo.
- Falta de responsabilidad: Los empleados pueden carecer de los conocimientos y habilidades necesarios para tomar decisiones informadas. Cuando se producen errores, puede resultar difícil determinar quién es el verdadero responsable.
- Retrasos en la toma de decisiones y riesgo de compromiso excesivo: la necesidad de consultas y las disputas resultantes llevan mucho tiempo y son costosas, lo que repercute en la eficacia de la organización. Además, existe el riesgo de que las decisiones finales se vean excesivamente comprometidas.
- Falta de consenso: Cuantas más personas intervienen en el proceso de toma de decisiones, más difícil es lograr la unanimidad.
- Sobrecarga de información: El exceso de información puede desmotivar a los empleados para participar en la toma de decisiones.
- Necesidad de mejorar las habilidades de los líderes: No todos los líderes se adaptan de forma natural a este modelo de liderazgo. Si se les retiene, deben desarrollar sus habilidades blandas, lo que podría incurrir en costes de formación adicionales.
- Aumento de los costes operativos: Implementar el liderazgo participativo implica adquirir herramientas de gestión de proyectos, impartir formación a los empleados y rediseñar las trayectorias profesionales.
- Resistencia de los empleados: Cambiar el estilo de trabajo puede suponer un reto para quienes están acostumbrados a otros métodos, lo que podría provocar el sabotaje del proceso de transición.
Cómo pueden participar los empleados en la gestión
Algunas formas en que los empleados pueden participar en la gestión de una organización son las siguientes:
- Si la empresa facilita a los empleados el acceso a información clave sobre sus operaciones, resultados financieros, objetivos estratégicos, planes de desarrollo, etc.; les resultará más fácil comprender el contexto del negocio y la importancia de sus decisiones. Esto también permite que sus ideas y sugerencias estén más en consonancia con las necesidades actuales de la organización.
- La comunicación abierta entre los empleados y la dirección facilita el intercambio de ideas, opiniones y sugerencias.
- Los intercambios de opiniones, como las reuniones 1 a 1 o los talleres de grupo, también son cruciales.
- En la empresa pueden formarse equipos o comités de toma de decisiones, en los que empleados de distintos departamentos analicen colectivamente los problemas y busquen soluciones. También se pueden poner en marcha programas internos de innovación para recolectar ideas de los empleados con el fin de mejorar las operaciones.
- Los empleados pueden expresar su opinión sobre diversos aspectos del funcionamiento de la empresa a través de encuestas o votos, cuyos resultados se tienen en cuenta en posteriores procesos de toma de decisiones.
- La empresa puede organizar la carrera profesional de modo que cada ascenso implique mayor responsabilidad y autoridad, permitiendo a los empleados más competentes tener un impacto real significativo en las acciones de la organización.
- La empresa también podría fomentar la participación a través de planes de participación de acciones para los empleados, ofreciendo participaciones en sus ganancias en función del desempeño o de otros indicadores (por ejemplo, la antigüedad).
Introducir el liderazgo participativo en una empresa es un proceso que requiere una planificación meditada, el compromiso tanto de la directiva como de los empleados y la adopción de una cultura organizativa específica. Debe ir precedido de la formación de líderes y empleados y del refuerzo de la comunicación interna. Cuando se aplica con éxito, aporta numerosos beneficios y mejora la eficacia operativa de la empresa.