Inteligencia emocional

¿Qué es la inteligencia emocional?

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Inteligencia emocional

¿Qué es la inteligencia emocional?

Inteligencia emocional es la capacidad de gestionar conscientemente las emociones, tanto las propias como las de los demás. Incluye reconocer las emociones, entender el contexto en el que surgen y responder de manera adecuada. En un entorno profesional, la inteligencia emocional es una habilidad fundamental que mejora la eficiencia, la cultura laboral, la colaboración y la construcción de relaciones. Las personas con alta inteligencia emocional son más conscientes de su impacto en el equipo, están abiertas a retroalimentación y son adaptables a diversas situaciones.

Inteligencia emocional (IE) vs. Cociente emocional (CE)

A menudo verás las abreviaturas EI y EQ utilizadas en discusiones sobre inteligencia emocional, aunque no significan exactamente lo mismo.

  • Inteligencia Emocional (EI) se refiere a la habilidad en sí misma – lo que podemos hacer en cuanto a emociones: reconocer, entender, expresar y regular nuestras propias emociones y las de los demás.
  • Cociente Emocional (EQ) es una puntuación numérica que representa el nivel de inteligencia emocional de una persona, similar a cómo el CI mide la inteligencia cognitiva. El EQ se usa comúnmente en pruebas psicométricas para evaluar competencias emocionales.

Modelos de inteligencia emocional

Existen dos enfoques principales para comprender la inteligencia emocional en la literatura: el modelo de habilidad y varios modelos combinados. Cada uno se centra en diferentes aspectos del funcionamiento emocional.

El modelo de habilidad

Desarrollado por Peter Salovey y John Mayer, este modelo considera la inteligencia emocional como un conjunto de habilidades cognitivas relacionadas con el procesamiento de la información emocional. Incluye cuatro habilidades clave: reconocer emociones, usar las emociones en el razonamiento, comprender las emociones y gestionar las emociones.
Este modelo está firmemente basado en habilidades cognitivas medibles y sirve como base para muchos estudios científicos.

Modelos mixtos

Los modelos híbridos amplían el concepto de inteligencia emocional incorporando elementos de personalidad, motivación y competencia social. El ejemplo más conocido – especialmente en los negocios – es el modelo de Daniel Goleman, que identifica cinco áreas clave: conciencia de uno mismo, autoregulación, motivación, empatía y habilidades sociales.

Otro modelo muy citado es el modelo de Bar-On, que se centra en el funcionamiento emocional y social. Incluye habilidades interpersonales y intrapersonales, gestión del estrés y estado de ánimo general. Este modelo considera la inteligencia emocional como un rasgo de personalidad que apoya un funcionamiento efectivo en el día a día y asume que puede desarrollarse con el tiempo mediante entrenamiento o terapia.

Inteligencia Emocional en los Rasgos

Una perspectiva diferente la ofrece la Inteligencia Emocional de Rasgo (Trait EI), desarrollada por Konstantin V. Petrides y colegas. Este modelo no considera la inteligencia emocional como una capacidad cognitiva medible, sino como una conjunto de rasgos emocionales percibidos por uno mismo que son fundamentales para la personalidad de cada uno.

Petrides define la inteligencia emocional como la forma en que un individuo percibe e interpreta su mundo emocional. A diferencia del modelo de capacidad, la EI de rasgo no asume que algunas respuestas emocionales sean intrínsecamente “mejores”. En cambio, enfatiza los estilos individuales de funcionamiento emocional. La EI de rasgo se evalúa típicamente mediante cuestionarios de autoinforme en lugar de pruebas basadas en el rendimiento.

El impacto de la inteligencia emocional en el lugar de trabajo

A continuación, algunas formas en que la inteligencia emocional influye en el entorno laboral:

Mejor comunicación y colaboración intergeneracional

Las personas con alta inteligencia emocional escuchan activamente con empatía, interpretan con precisión las señales emocionales y responden de manera adecuada a las tensiones en el equipo. Esto reduce los malentendidos y fomenta una colaboración más fluida y constructiva.

Estas habilidades son fundamentales para construir equipos de alto rendimiento. El “Proyecto Aristóteles” de Google confirmó que la seguridad psicológica y la calidad de las interacciones sociales son factores clave del éxito del equipo.

También es importante reconocer que diferentes generaciones aportan diferentes conjuntos de habilidades emocionales. Un estudio realizado en Estados Unidos en 2023 encontró que:

  • Baby Boomers tienden a tener una alta autoconciencia, lo que impacta positivamente en su rendimiento individual.
  • Millennials son el grupo más empático y poseen el conjunto más completo de competencias emocionales, lo que les otorga un fuerte potencial de liderazgo.
  • Gen Z a menudo se percibe como el grupo que más lucha por entender y regular las emociones – tanto las propias como las de los demás – pero se adattan de manera más efectiva al cambio.

Comprender las diferencias generacionales en la competencia emocional puede conducir a una colaboración más sólida y mejores resultados en el equipo.

Gestión del estrés y del conflicto

La presión en el lugar de trabajo es inevitable y a menudo puede conducir a conflictos. La capacidad de mantener la calma y regular las emociones durante situaciones tensas ayuda a los equipos a resolver los problemas más rápidamente y crea un entorno psicológico seguro en el que las personas se sienten cómodas expresando sus opiniones sin miedo a ser juzgadas.

Según investigaciones de Yale University, una autorregulación efectiva está correlacionada con niveles más bajos de agotamiento y una mayor productividad.

Liderazgo más efectivo

Los estudios demuestran que los líderes que muestran una alta empatía construyen equipos más comprometidos y obtienen mejores resultados empresariales. Eso se debe a que están más sintonizados con las necesidades de sus equipos y son más receptivos a la retroalimentación. También saben cómo motivar a las personas de manera que se alineen con sus personalidades, creando una cultura de confianza que impulsa la lealtad y el compromiso.

Cultura y motivación

La inteligencia emocional fomenta una cultura de empatía, apertura y respeto mutuo. Cuando los empleados se sienten vistos y comprendidos, la satisfacción laboral aumenta y la rotación disminuye. Un meta-análisis de 2014 encontró que la motivación intrínseca – un componente de la inteligencia emocional – es un predictor confiable del rendimiento laboral, particularmente en tareas que requieren creatividad y resolución de problemas.

Adaptabilidad y agilidad para aprender

Ser consciente de tus propias emociones y respuestas facilita aceptar las críticas constructivas, aprender de la experiencia y adaptarse al cambio, una de las habilidades más importantes en el entorno laboral actual.

Una estudio realizado en China con 535 enfermeros encontró que las personas con mayor inteligencia emocional tenían una mayor autoconciencia, lo que les ayudaba a afrontar de forma más adaptativa los desafíos en el lugar de trabajo.

¿Cómo medir la inteligencia emocional?

Medir la inteligencia emocional es más complejo que evaluar las habilidades duras, pero existen herramientas confiables disponibles, como:

  • Pruebas psicométricas – por ejemplo MSCEIT (Prueba de Inteligencia Emocional de Mayer-Salovey-Caruso);
  • Cuestionarios de autoevaluación – por ejemplo EQ-i 2.0, TEIQue (Cuestionario de Inteligencia Emocional de Rasgos);
  • Revisiones de 360 grados – como ESCI (Inventario de Competencias Emocionales y Sociales);
  • Simulaciones comportamentales – por ejemplo centros de evaluación o talleres de desarrollo.

Gestionar la inteligencia emocional no se trata de controlar las emociones de los empleados, sino de crear las condiciones que apoyen su desarrollo natural.

Cómo apoyar y desarrollar la inteligencia emocional en su organización

Un estudio de 2011 encontró que los participantes que recibieron capacitación en competencias emocionales clave experimentaron mejoras duraderas en la inteligencia emocional. Su bienestar mental y físico mejoró, sus relaciones sociales se fortalecieron y sus niveles de cortisol (hormona del estrés) disminuyeron.

Esto demuestra que invertir en inteligencia emocional da sus frutos, no solo para el bienestar individual, sino también para una colaboración más sólida y una cultura laboral más saludable. Aquí tienes algunas maneras prácticas de fomentarlo:

  • Formación y talleres con especialistas en conciencia emocional, comunicación, empatía y resolución de conflictos, utilizando juegos de roles emocionales y simulaciones basadas en escenarios;
  • Coaching individual o grupal coaching para desarrollar la autoconciencia y la regulación emocional;
  • Programas de mentoría enfocados en construir confianza y modelar comportamientos emocionalmente maduros;
  • Retroalimentación regular, entregada de manera constructiva y con empatía;
  • Una cultura abierta que fomente la autenticidad, la escucha activa y el entendimiento mutuo;
  • Programas de bienestar que apoyen la gestión del estrés, la atención plena y el equilibrio emocional;
  • Encuestas de pulso para monitorizar el estado de ánimo y los niveles de satisfacción en los equipos;
  • Campañas temáticas internas, como “Mes de la Empatía” o “Semana de la Conversación”;
  • Embajadores de cultura emocional que apoyan a otros en el desarrollo de habilidades blandas y actúan como puntos de referencia en situaciones emocionalmente desafiantes.

Inteligencia emocional como una habilidad para el futuro

Según Instituto de Investigación de Capgemini, 74% de los ejecutivos creen que la inteligencia emocional se convertirá en una habilidad crítica. ¿Por qué? Porque es una de las pocas capacidades humanas que la inteligencia artificial y las máquinas no pueden imitar eficazmente.

Las personas con alta inteligencia emocional:

  • Tomar mejores decisiones y resolver problemas con mayor rapidez;
  • Mantener la calma bajo presión;
  • Resolver conflictos de manera efectiva;
  • Escuchar activamente y acoger la retroalimentación.

Incluso a medida que avances en automatización, el verdadero valor del rendimiento del equipo radica en la creación de relaciones, tanto con los clientes como internamente. Por eso, las personas que muestran empatía, comprensión emocional y entendimiento interpersonal tienden a ser las más eficaces.

Un estudio de 2019 por Lee Hecht Harrison Penna confirmó esto: 57% de los gerentes dijeron que los empleados que muestran una alta inteligencia emocional logran los niveles más altos de rendimiento.

Las organizaciones que desean fomentar la inteligencia emocional deberían integrarla en toda la experiencia del empleado, desde la contratación y el desarrollo hasta las interacciones diarias. Los programas de aprendizaje bien diseñados, un liderazgo basado en la empatía y los sistemas de apoyo impulsados por datos pueden convertir las competencias emocionales en una parte natural de la cultura de la empresa.

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